Ojos de lector
No tengo duda alguna que, por más que insistiera y desgarrase sus vestiduras, aunque ardua tarea hubiese sido trabajar en aquella armadura, el famoso Don Quijote de la Mancha, no podía quejarse, en serio, de la fermosura de la sin par Dulcinea del Toboso, pero cierto es que al leer aquella hermosa línea, que acusa…